Monday, November 26, 2007

Poema de Amor en el Exilio

Martín Micharvargas
Vos me trajiste aquí, me tiraste desnudo en esta cama
vos me dijiste que cada cosa tuya era mía tu corazón mío
vos fuiste quien me regaló la primera luz tantatiniebla
me arropaste, me diste sopa me hablaste de un mundo mediúmnico
las cosas eran lo que eran pero las ceñían fuerzas atadas
yo te seguí fui tu perro, troté con vos la lengua afuera
una casa otra casa y más allá otra casa y al fondo los barrios
vos tenías un amor otro amor que no era yo alguien fantástico
me hubiera gustado oírte reír como decían que reías piano alado
vos rompías la verdad eras la verdad nada más que la verdad
la existencia esa maldita molestia que no nos entendía engañasombras
vos me arrimaste a tu pecho escuchabas mi fracaso infatigablemente
éramos dos que eran uno y éramos uno que éramos dos toda la vida
no cerrabas los ojos de noche tus ojos no podían ser cerrados
no eras de las personas que obligan a exámenes de conciencia
jamás cerrabas los ojos todo el tiempo los mantenía frescos
limpios llenos graciosos espectaculares lascivos tiernos ágiles
por tus ojos yo fui otra vez múltiples yo me dejaste ser me abriste
eras lo contrario a un espejo deformante de un parque de diversiones
-en el lugar que debiera figurar incandescente léase cenizas-
me dejaste muy solo tanto que temí que no volvieras regresasiempre
mirá que han pasado muchas aguas sangrientas bajo el puente
las últimas inundaciones se llevaron el muelle de mi vida
aún las casuarinas negras silban frente al malón de ausencias
y todos los fantasmas desgraciadamente están en su lugar
el agua no se detiene nunca, según don jacinto jamás se para
vimos el río de tus primeros versos sobre una rosa maltratada
vos me enseñaste a hablar me dijiste no digas brillabas de día
qué hacía yo antes de vos se me caían de las manos las palabras
yo era tu niño azul el carapálida las patitas flacas del nene
resultaba difícil crecer a tu lado eras más grande que cualquier cosa
y eras pequeña eras un jazmín en un vaso al alcance de la mano enferma
ah! qué fresco ruido hacés poema al zambullirte en este viejo estanque!
Yo dormí bajo tu olor como un cachorro bajo un aguacero de piedras
Te soñé venir corriendo hacia mí loca de alegría entre la gente
Y esos sordos asesinos asalariados emboscándonos aún tiemblo
vos me dijiste que gozara de tu amistad y su inaudita multiplicación
te obedecí dignificándome y me rebelé sin rebajarte
habías nacido para hacer lo bueno entre los otros viejaovejaregia
nada te dejaba indiferente cualquier dolor humano era tu dolor
y vagaste llena de piojos como desarmada taponando muerte y agobio
esa luz de vela constante al lado del rictus agónico es ella
eras lo que no se deja sin quedarse página tan blanca de block
y me enseñaste a relamerme como un gato sobre el sexo de tu dicha triste
por vos me lavé el cogote las orejas los pies las partes tibias
todo lo hacíamos juntos dentro de una gran tina con ruidos resbalones
te dedicabas a mis mortandades las tratabas como si fueran tuyas
sabías que estaba muerto intoxicado de par en par la fresca sombra
yo era tu peor parte quién podría proferirlo sin titubear emocionado
pero me decías que huyera que probara suerte por mí mismo
vos me mostraste la ley de juego el amor y el odio no va más
mi miseria se acercaba para dejarte sus cuitas melanie klein sin tetas
eras romántica te llevabas todo por delante con sus pezones veleros
y amores varios tenías porque tenías varios corazones se supo
yo no conocí todos tus amores yo sólo quería ser todos ellos
sólo quería tenerte para mí con tu pesado pasado mi tren de carga
que en el cielo nocturno no flotara otra lunita más que vos
bien lejos las estrellas venus bien lejos todo fuera de la galaxia
sólo vos en mi cielo ciego rodeado de las nubes de tus brazos
vos me politizaste me subrayaste la injusta deuda en que vivíamos
y no es que fueses única no matabas no mataste morirías por mí
eras lo espléndido desplegado la algarabía de lo posible utópica
corregías la realidad con tu fisonomía entrabas todo se ponía a cantar
y decías es más colorida la pobreza y no fanfarroneabas sabías
yo te barrí te cociné comíamos frío lo caliente y caliente lo frío
me transmitiste un orden no la orden no podías mandar ni aceptar mando
porque éramos uno que eran dos y éramos dos que serían uno toda la vida

Agosto 1981/agosto 1985

El Fin Justifica los Miedos

Vive sola frente al Santa Lucía y el tren la dejó hace rato. Trabaja como loca para no pensar. No le va a venir mal una canita al aire. Es más, la puedo salvar de la depresión. Todos quedamos bien, ella sin el kino acumulado y yo con esa colección de Jimmy Hendryx que está de rechupete y que le puedo sacar unos buenos pesos en ebay. Y si se enamora… bueno, le pinto el mono un par de veces y listo. En unos meses ni se va a acordar de mí, ni yo de ella.